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Y ahora, algo completamente diferente: goblins.
No los goblins malvados de las leyendas. No los goblins acaparadores de oro. Tampoco los goblins que molestan a aventureros ingenuos.
Estamos hablando del goblin patinador.
La cuestión del goblin
¿Qué hace feliz a un goblin? Esta pregunta ha desconcertado a filósofos, magos y caballeros durante siglos. La respuesta, como descubrió el goblin patinador mientras se deslizaba por el corredor norte del laberinto a las tres de la madrugada de un martes, es bastante simple:
Patines.
Patines hechos de huesos antiguos. Ruedas de piedra pulida. Y un laberinto con pasillos perfectamente lisos gracias a mil años de pisadas de aventureros perdidos.
Conclusión
El goblin más feliz es el que patina. Esta es una verdad universal, demostrada empíricamente por el Ministerio de Asuntos Goblinescos en 1274.
Y ahora lo sabes tú también.
Ningún goblin fue dañado durante la escritura de este texto. Varios fueron vistos patinando alegremente.